Una usual pero desconocida curva del mercado encuentra la oferta de donantes de cadáveres y la demanda de instituciones educacionales que utilizan cuerpos humanos para estudios y formación de nuevos profesionales. Muchas universidades son las que reciben este tipo de donación que se diferencia a la donación de órganos por sus características pedagógicas y porque muchas veces no cualquiera puede donar sus órganos para trasplantes.

Ese es el caso de don Eric (63) de San Miguel. Desde que se enteró hace 10 años de que sufre de diabetes y que no podía ser doinante de órganos, se propuso donar su cuerpo a la ciencia. “Los médicos me dijeron que lo único que podía donar para trasplantes eran las córneas porquel adiabetes me había estropeado el resto de los órganos útiles. Yo siempre quise ser donante, pero también tenía entendido que a la medicina le faltaban cadáveres  para la docencia, empecé a consultar y llegué a la Universidad de Chile”, recuerda.

Ahí el Doctor y profesor Julio Cárdenas cuenta que a diferencia de años anteriores ya no existe un déficit de donantes, que hay cerca de 200 cuerpos al año que son entregados por propia voluntad a la Universidad y que eso habla de una buena práctica social. “Cualquier persona puede donar su cadáver siendo mayor de edad. El único caso que no se puede hacer uso de un cuerpo es cuando hay enfermedades infecciosas involucradas y transmisibles en el cadáver”, dice sobre males como la enfermedad de kreutzer Jacob, por ejemplo, más conocida como “el mal de las vacas locas”.

Don Eric, cree que detrás de todo donante hay siempre una conciencia social. “No me importa lo que hagan con mi cadáver mientras sea algo positivo y que aporte al estudio de la medicina. Dentro de todo fue una decisión sencilla saber qué hacer con mi cuerpo una vez muerto. ¿De qué más va a servir después?, ¿de comida para los gusanos?”, se pregunta.

PONER LA FIRMA

Sobre el trámite para donar su cuerpo en vida, cuenta que se trató de una simple visita al notario, una firma y listo. “Desde entonces siempre le he recomendado a mis familiares y amigos que donen, sobre a todo a esos que ya están en las últimas”, se rie. Cuenta que sus amigos no se lo toman en serio, tal vez por temor. Cree que falta mayor difusión para que la gente se entere y programe una donación de este tipo. “Durante mucho tiempo traté de saber cuál era elprocedimiento o qué instituciones eran las que necesitaba cadáveres”, agrega.

Los más escépticos piensan que el destino del cuerpo puede no ser la investigación científica a veces, pero el doctor Cárdenas aclara que esa clase de mitos provienen casi siempre desde fuera del área científica. “Hay gente que piensa que el destino de los cadáveres es experimentar, probar técnicas o hacer cosas raras como quemarlos o descuartizarlos, cuando lo cierto es que la técnica médica a estas alturas ya está del todo establecida y acotada, así que el único uso que se le da a los cuerpos es un uso docente para la enseñanza de anatomía, cursos de postítulo para técnicas quirúrgicas o reforzamientos de áreas en particular, po ejemplo. Siempre se tiene en mente el valor y la dignidad de quienes donan sus cuerpos a la universidad”, explica.

El procedimiento para concretar la donación consiste en llevar a la notaría un documento que entrega la Facultad de Medicina y donde la persona expresa la voluntad de donar su cuerpo completo a la casa de estudios. En estos momentos se realiza un proyecto que pretende estandarizar la donación para que el documento exista en todas las notarías del país, cuenta Cárdenas. Finalmente se agrega el nombre del donante en un registro para que cuando la persona fallezca haya constancia en las familias sobre el destino del ser querido.

Cada año se cita a los donantes a una misa donde se agradece por el don de seguir ayudando a la sociedad más allá de la tumba, donde gente como don Eric reciben en vida una palmada en la espalda por su gesto filantrópico. “Para donar un cuerpo hay que ser práctico no más, nada de frío ni calculador, porque el destino que se le de a los restos de uno, sean órganos, huesos o la carne, siempre van a ser útiles para otros”,  cree el donante en vida.
 
Top